Ciclo noetológico

Fecha: 17 febrero, 2024 por: dariomartinez

Teniendo en cuenta lo que se indica en el temario, escoja una institución y trate de analizarla noetológicamente según el ciclo noetológico. Puede ser una o más instituciones, siempre que no supere la extensión requerida.

Tim Noble&Sue Webster. Dirty white trash (with gulls),1998.

0.- Institución seleccionada. La escultura recogida más arriba. Ámbito del arte, no exento de racionalidad. Propuesta para la reflexión filosófica de futuros estudiantes universitarios de Asturias. Prueba piloto. Diseccionaremos el análisis en tres puntos, todos ellos interrelacionados, y ajustados a las tres etapas del ciclo noetológico (1). Intentaremos que la coherencia no se oscurezca ordenando geométricamente nuestras ideas.

1.- Los elementos son fenómenos muy sencillos de percibir, todos ellos están a la vista salvo uno. En los términos con los que se opera en esta obra de arte, en su relación premeditada, en su montaje,  hay un conjunto escultórico perfectamente identificable. Todo ello en la línea del mito de la caverna de Platón en la que se nos presenta invertida la línea de ascenso hacia la verdad desde el mundo de la opinión y la imaginación. El protagonismo de algo que podamos entender como verdadero ahora no son más que las sombras, lo aparente, lo humano diluido. En un primer plano dos gaviotas, gulls, animal común de zonas costeras y límites próximos del interior. Animal familiar, conocido por todos, con escaso impacto en nuestro devenir diario por ser simplemente habitual. Luchan por la existencia, por la comida ofrecida como despojo por nosotros los humanos.  Noetológicamente es la propuesta o proposición, es la selección puesta ante los otros por su autor. En ese primer plano y desde una perspectiva etológica y noetología se reconoce en los animales una capacidad racional, no exclusiva de la racionalidad institucional humana (2), se nos muestra una naturaleza indómita, con sus leyes impersonales, ajenas al orden de lo estrictamente humano. Son seres sensitivos, con un grado de racionalidad menos elevado que el humano, con voluntad pero incapaces de operar de modo prudente o sabio en el sentido de un hacer operatorio con útiles paridos por las técnicas o las tecnologías, sin lenguaje articulado y sin manos. Muestran lo no humano, lo no domesticado, son seres raciomorfos sin historia. Próximo y más al fondo una montaña de desechos derivados de las sociedades políticas humanas, dirty white trash, se deja entrever que supremacistas: blancas, heteropatriarcales, colonialistas, depredadoras, esclavistas, y por supuesto capitalistas. Predominan las latas de aluminio, los papeles y los plásticos, con lo que ello supone de tecnológico y científico, materiales elaborados a partir elementos tan comunes como el aluminio, la madera, y el petróleo, este último cada vez más escaso, de origen orgánico, contaminante, y núcleo abastecedor del tercer periodo revolucionario industrial y que de algún modo protagonizó todo el siglo XX (junto a la electricidad y la energía nuclear). Elemento esencial en disputa económica y política, o lucha a muerte entre estados en forma de biocenosis (¿serán estos representados por las dos gaviotas?). Pues bien, ese motón de basura apilada muestra el volumen de opulencia de una sociedad hoy ungida por la banalidad y troquelada por la ostentación, que en su dinámica de funcionamiento convierte a los consumidores en una clase universal extractiva de valor y capaz de agotar la naturaleza. Ahora bien, ¿quién puede, sin ser osado, hablar en nombre de la Humanidad? ¿O en nombre de la idea mito de Naturaleza?

Estamos en lo humano, en el plano de las relaciones interpersonales medidas por la sucia basura blanca, ahora una materia para nada despreciable por ser ella una fuente de energía que ha de ser aprovechada tecnológicamente por los países más avanzados, transformando lo eficaz por lo eficiente. Un tercer elemento, la imagen proyectada en el fondo. Noetológicamente de contraposición, a una realidad de despojos, se contrapone una realidad débil, ilusoria, banal, de felicidad satisfecha.  Sombra platónica, silueta del individuo satisfecho sometido al ocio estresante. Ideal castigado por la crítica política y filosófica, posmoderna y no posmoderna, pero dominante, con poder para ser el artificie de la nueva sociedad en marcha y opulenta de los países del primer mundo. De estas plurales fuentes inagotables de deseos hablaremos, trataremos más adelante sobre el nuevo individuo flotante. Un último elemento, el espectador de la obra de arte, sin él nada tiene sentido. Con el razonamiento noetológico se cierra el círculo, con la necesidad de una interpretación que resuelva el sentido del montaje escultórico, que en la medida de nuestras posibilidades permita corregir el error derivado de un proceso en el regressus hasta el final que ha de ser cancelado.  La obra de arte ha de atrapar al público, es su garantía de pervivencia, es su finis operantis. La obra de arte es ante alguien y de él hemos de intentar atrapar una interpretación, está en juego la magnitud de la obra, su finis operis, el llegar a ser un arte sustantivo autónomo que hable por sí sólo. Por cierto, no hay sol que represente a la verdad. Quizá la mejor forma de evitar vía descenso a lo aparente el temido rechazo grupal que pueda poner en riesgo nuestras vidas sea resignarse y renunciar a la geometrización de las ideas, en otras palabras: a la filosofía en sentido crítico. Pero, ¿cómo hacerlo, cómo descender, y que sea asumido y tolerado por la mayoría? ¿Tal vez anunciando una nueva realidad como totalidad y cuya única dimensión del ser es el lenguaje, el relato, el depósito ideal para todo tipo de discursos elevados con la levadura gris de algo tan fluido como los sentimientos, las pasiones, los deseos, lo más íntimo, lo único y original?

2.- Estamos aún en la caverna de Platón, pero no se agota en ella. También estamos en la cumbre de la sociedad capitalista y sin trabas. Pero de lo que se trata es de hacer también un tratamiento gnoseológico de regressus a las ideas últimas que otorgan significado al contenido global de la obra, hemos de explicar las causas de lo aparente, la naturaleza última de las sombras. Sin excluir el enfoque gnoseológico, el análisis noetológico da sus frutos pero no agota los tratamientos posibles de la obra de arte (3). Hemos de ser transductores de la obra de arte, interpretes para otros, darle su sentido inacabado. El mundo en marcha es el mundo que vemos, es el único mundo. No hay dioses, no hay verdad, fin de la metafísica en palabras de un Nietzsche encolerizado y encargado en su Gaya ciencia (125) de asesinar a Dios y anunciarlo al conjunto de aquellos superhombres que tengan oídos para oír que hemos roto las cadenas de la servidumbre. Lo real es lucha por la vida, lo bueno es lo fuerte.

Los saberes humanos, los saberes operatorios humanos, transforman la realidad, la alteran. Lo natural resulta ser infecto, no se puede entender como unidad, es físico y a la vez es humano, es impersonal y a la vez es personal; hay grados, es complejo, y lo que resulta más difícil de diagnosticar por ser inagotable es el ser humano. Ahora bien, se produce la inversión teológica. Dios es neutralizado, pero no sus ideales, del cielo pasan a la tierra. De las virtudes cardinales, se pasa a los valores humanos, de la fe, la esperanza y la caridad, se pasa a la igualdad, la libertad y la solidaridad. Los nuevos valores dominantes son coordinadores, no se sabe bien si organizan las partes y las subpartes como premisas o como conclusiones de un conglomerado tan complejo como es el del ovillo formado por la ética individual, la moral de grupo, y la política de Estado, fines de un proyecto colectivo práctico en equilibrio con la naturaleza.  La obra de arte sirve como vehículo de ideas, se torna fetiche, su contenido material se eleva, se personaliza, y el resultado es un hacer racional capaz de trasladar un mensaje con fuerte carga ideológica, política y por qué no: pedagógica. Nos dice que los ideales se hacen carne (progressus, de las ideas a lo mundano), pero no en la figura humana y divina de Cristo, sino en nosotros, en cada uno de los que somos, existimos, yoes uniformados, comunes, repetidos hasta la saciedad, sombras de reflexión, fin de la filosofía en sentido académico de raíz griega. Solos y mal acompañados, incapaces de discernir entre verdad y mentira, entre realidad y ficción, necesidad y posibilidad, existencia e inexistencia. Individuo flotante, sin norte, sin proyecto compartido, que vive feliz en un mundo de despojos, despreocupado y sobre todo desquiciado al mostrar por cierto lo que no es más que una libertad esclava, perversa, que otorga una responsabilidad máxima para poder alcanzar la fama, el reconocimiento de los que sólo son puros desconocidos, pero que también concede la culpa única del fracaso. No intentar fraguar una coexistencia más sólida, apuntalar la individualidad sólo produce hiperreflexión, remolinos de dudas sin solución, desordenes en forma de angustias y depresiones. Lo normal es lo caótico y falso. Es el triunfo de lo irracional racionalmente construido, del romanticismo alemán e idealista que choca inexorablemente contra la terca realidad. La obra ofrece una imagen pero no quiere dar soluciones, desenmascarar la realidad. El ideal gana. El ser es lo percibido, ya no hay nexos causales que permitan dar cuenta de lo trascendental desde lo accesible por nuestros sentidos.

La vida de cada uno corre el riesgo de ser incompatible con la realidad.  Cincelado con las nuevas tecnologías de la comunicación. Only togheter, aislados y a la vez mal acompañados. La inmediatez el ring de la falsa disputa, de la falsa imagen, momento para la farsa. El yo original desparece, el personaje enmascarado se ofrece para ser visto y aceptado como lo que no es.  En el barullo, en el caos de la mentira, de la pose construida para satisfacer al otro que no se sabe quién es (sombras) uno se convierte en un despojo, no llegan los likes deseados. El orden ahora romántico y caótico, sin sentido y mayoritario, crece, se convierte en una montaña de mentiras aceptadas (ahora también se llaman «cambios de opinión»), es la energía necesaria para que la apariencia perdure y se convierta en una nueva realidad, virtual, pero adictiva. Resultamos estar solos, siameses unidos en el desconocimiento del otro. Coexistencia sin el otro por desconocido. No nos enriquecemos, nos hacemos más infantiles. No somos mejores ciudadanos, y menos personas, nos empequeñecemos en el engolfado ser depredador y egoísta que no es otro que el del consumidor feliz. Aparecen las amenazas. El desorden triunfa, nuestra hiperreflexión crece, desatendemos lo cotidiano, no sabemos solventar los retos cotidianos de la vida. Nos angustiamos, nos deprimimos, nos suicidamos. Un relato sí, pero ajustado a lo representado a través de una arte poético como el de la escultura, sin tiempo, sin narración, sin historia que no sea la del espectador interesado, de no ser así, un mero artefacto decorativo.

3.- No hay creación artística, hay construcción racional a partir de los materiales dados en la misma realidad. El arte es una hacer que parte de un ejercicio reflexivo del mundus aspectabilis, y es así porque es obligado explorarlo, analizarlo, y una vez hecho y sin comprometernos con la verdad ni con la utilidad (el arte no es ciencia y no es tecnología), el autor libremente da un giro, altera lo dado, lo combina introduciendo nexos no siempre obligados, ni causales ni sinalógicos,  produciendo así un objeto que pretende ser un artefacto que perdure en el tiempo.

La obra de arte puede ser la excusa perfecta para un buen comienzo en el horizonte de la interrogación sin clausura, del análisis de las contradicciones que se nos ofrecen para la interpretación dialéctica (4) que desemboca en un límite contradictorio que no es otro que el fin de los recursos, su agotamiento por satisfacción de los deseos individuales más espurios, dinámica perversa que lleva a la aniquilación del planeta y con él de la vida humana. Proceso dialéctico en catástasis que ha de evitar la incompatibilidad con la existencia en el regressus: «Porque el desarrollo de los diversos procesos dialécticos, según una ley de identidad, son tales que conducen o desembocan, como en el caso de la anástasis, en un límite contradictorio. En una configuración contradictoria en sí misma. Lo que obligará, necesariamente, a la detención del proceso dialéctico o incluso al regreso a situaciones previas, con el fin de evitar la contradicción o incompatibilidad» (5). La necesidad vital, ya no sólo política, de detener el proceso de consumo pletórico sin límites propio de la infinidad de voluntades individuales exige un compromiso ineludible con la novedad ideológica y políticamente dominante del cambio climático, o de otro modo y de la mano de las nuevas agendas venideras (2030): exige luchar por preservar no sólo la sociedad política concreta de cada estado-nación sino la del conjunto de la humanidad.

NOTAS

  • FUNIBER, TOMO 1. Noetología, La estructura del ciclo noetológico, págs. 40-55.
  • FUNIBER, cit. pág. 53.
  • FUNIBER, cit. pág. 54.
  • «Zenón ha demostrado que la Metafísica pitagórica, desarrollada racionalmente, conduce a consecuencias absolutamente inadmisibles (es decir, que Aquiles no alcanza racionalmente a la tortuga): el concepto de razón pitagórica se desploma». Metafísica. Capítulo Tercero, &5, pág. 274. Con la noetología las aporías insalvables de la razón ordenada desde principios lapidarios, absolutos y monistas, son superadas.
  • FUNIBER, cit., pág. 78

Bibliografía

Alvargonzález, David, La idea de artes sustantivas https://www.fgbueno.es/act/efo221.htm. Consultado el 02 de enero de 2024.

Bueno, Gustavo (1974), Metafísica, págs.238-275. Ed. Pentalfa, Oviedo.

Sobre la idea de dialéctica, https://www.youtube.com/watch?v=0B6wy3yEUn8. Consultado el 13 de enero de 2024. Tesela 13.

Sobre las figuras de la dialéctica, Tesela 14 https://www.youtube.com/watch?v=-j71NmbSKUE. Consultado el 14 de enero de 2024.

– Platón. Diálogos IV. República. Libro VII, Págs. 343-382. Gredos. Barecelona. 2000.

– Pérez Álvarez, Marino (2023). El individuo flotante. La muchedumbre solitario en los tiempos de las redes sociales. Deusto. Barcelona.

 

 

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